¿Y después del intento suicida?

Fecha: 9 nov 2009

 

Lic. Martha García de la Cadena de Arandia 

Después de que se pudo impedir el intento suicida, es de  suma importancia, entrar en la intervención, pues aparece otra crisis muy fuerte, por no haber logrado el cometido, pero agregando la culpa y la verdad no se que es más fuerte. Aquí también la regla de oro es: ¡Has algo!.

Muchas veces se piensa  que el que tiene que hacer algo es él medico exclusivamente, y no es así pues es muy importante también el apoyo de familiares, amigos y por supuesto de ayuda de un psicólogo, y/o psiquiatra, para resolver o acompañas a la persona para determinar las causas se esta determinación y entrar a la solución profunda o real del problema.

Es importante que estemos pendientes de la ayuda y la intervención que necesitan los sobrevivientes del Suicidio: aquellos que lo intentaron pero no murieron, sus familiares, sus amigos, sus asociados, quienes tuvieron una fuerte relación con el que lo intentó etc. Significa, simplemente, el apoyo que necesitan todos los sobrevivientes, cualquiera que haya sido su rol en la tragedia, inmediatamente después de ella, y que tiene como finalidad lograr que vivan a plenitud a pesar de lo sucedido, que ciertamente los golpeó tremendamente.

Libermann nos enseña que la Postvención es “el trabajo de Duelo que libera a todas las obligaciones que dejó el deceso por Suicidio, que busca el reajuste en el entorno, perdido por dicha Muerte, y, finalmente, que permita la formación de nuevas relaciones

La Asociación Americana de Suicidiología (AAS), ofrece las siguientes guías que pueden ayudar a la prevención como a la intervención;

1.            Siempre hay que tomar cualquier amenaza de Suicidio muy seriamente.

2.            Debemos fijarnos en las claves que da el suicida; una persona con sentimientos suicidas puede comenzar a preparar su muerte.

3.            Responder a los gritos que piden ayuda. Todas las claves que nos da quien esta pensando en su suicidio, son los (gritos que piden ayuda). Por lo que no podemos ignorarlos. Lo primero es ofrecer apoyo, comprensión y compasión (sufrir con), sin importar cuál pueda ser el problema. La persona suicida siempre está profunda y verdaderamente herida.

4.            Confrontar el o los problemas. No evadirlos. Hay que ser directos. No tememos discutir el Suicidio con dicha persona. Lo principal: saber escuchar y saber ser buen amigo. No hacer juicios morales; frases como “Piensa en tus hijos, en tu madre, en tu esposa”, o “Deberías estar agradecido por todo lo que tienes. Estás mejor que muchísima gente”, u otras parecidas, sólo harán más profundos lo sentimientos de culpa que ya tiene el potencialmente suicida.

5.            Tomar a dicha persona bajo nuestro cuidado. Las personas que atentan el Suicidio se sienten solas, sin autoestima, no amadas. Asegurarles que ya no están solas, que “cuentan conmigo en las buenas y en las malas, que estoy con ellas” les será la gran ayuda que necesitan. Pero esto significa que literalmente, deben contar con nosotros en todo momento, sin excepción.

6.            Llevarlos a que reciba ayuda profesional, psicólogo, psiquiatra, sacerdote, o ministro de la iglesia, médico, etc.

7.            Ofrecen alternativas. No hay que dejar la iniciativa a la persona suicida. Démosle oportunidades para que ella escoja dónde y quién pueda ayudarle. Esa persona es la importa.

8.            Es de suma importancia, no caen en la sobre protección del suicida, ya que se puede volver una codependencia, la cual daña a ambas personas, lo importante es que un especialista, lleve el control de esta conducta suicida.

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