El desafío de ser tu misma

Fecha: 26 oct 2009

Lic. Martha García de la Cadena de Arandia.

Esta semana les voy a compartir un tema que di la semana pasada en una plática para mujeres, la cual me sentí muy afortunada de poder llegar a ellas.

Como sabemos la mujer es la suma de todas las perfecciones, sin afán de sentirnos más que nadie, pero lo peor es que tenemos un gran contrincante, ¿quién creen que es? nosotras mismas, por la cultura, por aprendizajes, códigos, por la familia que nos toca en esta vida, pero por lo que sea, esto es real, y vivimos con ello.

El hombre y la mujer como en otras ocasiones les he comentado somos iguales, solo con funciones diferentes y cada uno nos complementamos.

Un ejemplo: un coche, necesita de gasolina para hacer sus funciones ¿no?, Por si solo no podría hacerlo. En cambio la gasolina tiene muchas otras funciones, ¿verdad?, Pues la mujer es la gasolina y el hombre el coche. ¿Cómo ven mi ejemplo? ¿Es verdad?. Porque, la mujer es fuente de vida, la mujer es hija, esposa, da vida a otra vida y con esto es tan grande que no se puede comparar con ninguna otra función de otro, aparte es trabajadora, emprendedora. Etc. etc. PERO lo peor es que NO lo creemos. Hemos hecho de nuestro hacer que es mucho y muy importante, algo intrascendente, algo sin importancia.

Es por esto que tan importante la autoestima en los seres humanos, pero más en la mujer ya que es la que tiene a su cargo la responsabilidad mayor de educar a los hijos, que son los que van a ser afectados o beneficiados con el ser y hacer de los padres.

La autoestima es sentirnos capaces de vivir la vida, capaces de elegir y en esa elección optar por ello que nos hace crecer y ser mejores.

A las mujeres nos enseñaron a siempre estar pendientes del querer del otro, con la frase de ¡AMARÁS A TU PRÓJIMO! No que no nos recuerdan es que esta frase va acompañada, por ¡COMO A TI MISMO!, Solo nos quedamos en la primera parte, generalmente estamos a espensas de lo que quieren los padres, o esposos, o los hijos y casi nunca pensamos en lo que yo quiero, o peor aun en lo que ¡YO NO QUIERO! Pues muchas veces no sabemos lo que queremos, pero de lo que sí debemos estar seguros es quÉ no queremos, pues esto nos dará luz para seguir el camino de lo que queremos. Cuántas veces no queremos vivir con violencia, con tristezas, con indiferencias, con falta de amor, etc. y así lo hacemos día a día sin decir, esto no me gusta. ¿Por qué?, Porque cómo voy a estar sola, ¿qué va a ser de mi? etc.

Todo esto es porque la mujer funciona por la buena o mala opinión que tengan los demás de ella, la mujer debe ser buena, hacer todo bien, pero cuando esto va en contra de la pareja, entonces cambian las cosas, ¡eres mujer! ¡calladita te ves más bonita! ¡Tú en tu casa! Ese es tu lugar, pero que tal cuando hay que apoyar económicamente a la  casa, entonces sí es ¡Me deberías de ayudar! En el mejor de los casos si no es ¡eres una inútil! ¡Dices puras tonterías!

Definitivamente somos un sexo muy polifacético y fuerte, pero nosotras mismas no lo creemos, ¿qué pena verdad?

Yo sé que definitivamente es por aprendizajes de infancia y de muchos pero muchos años de herencia por nuestra cultura.

Pero ahora que soy adulta y tengo conciencia de que esto me esta dañando a mi, a mi esposo y a mis hijos, es el momento que tengamos un cambio, pero con toda la conciencia y la libertad asumiendo mi responsabilidad de mis decisiones.

Debemos de tener conciencia de que somos únicas, adultas, completas, irrepetibles, irremplazables.

Que nosotros tenemos todo el derecho de pensar, sentir y hacer.

Que tenemos derecho de decidir lo que no queremos y que nunca decir no tengo nada, pues esto significaría no tener derecho al amor, a decidir, a no tener la capacidad para pensar, llenarme de hastío, de desesperanza, ¡nada más de pensarlo! Me duele mucho pues no saben la cantidad de mujeres que viven y mueren en este estado.

Mujeres hay tanto que hacer con la vida que estamos perdiendo el tiempo en sufrimientos innecesarios, hay tanto que compartir y hacer que la vida la esta esperando.

Tenemos que aceptarnos como somos, querernos, no importa el color de tu piel, el tamaño, el color de los ojos, etc. lo importante es que esa eres tu. Y de ti va a depender tu propio ser.

Toma la responsabilidad de tu vida, no culpes a otros de no hacerlo esa es solo tu decisión ya que esta es tu vida y tu eres responsable de ella.  

Les comparto esto que es maravilloso: Una mujer que le pregunta a su hija, ¿qué quieres de desayunar? La hija le contesta, lo que sea. Entonces la madre le sirve dos huevos crudos en un plato. Cuando  su hija baja a desayunar, le dice ¡Mamá! ¿qué es esto? Y ella tranquilamente le contestó “es lo que sea”; porque en la vida, al que pide lo que sea no solamente se le da, también se lo merece. Cuando no sabemos ni que queremos elegir, dejamos que otros lo hagan por nosotras y después nos andamos quejando de por vida por qué nos casamos con lo que sea, comemos lo que sea, tenemos una familia como lo que sea.

¡Tú eres responsable de tu felicidad!

¡Tú eres responsable de ser tu misma!

¡Toma las riendas de tú vida!

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